Después de que el ACIF anunciara su renuncia a organizar la XXX Pujada a La Cala por motivos económicos al tener pendientes de cobro, según ellos, subvenciones por parte del Govern, la federación decidió tomar cartas en el asunto ante un menguado calendario. Y es que la montaña, con solo cinco pruebas programadas no se podía permitir el lujo de perder ninguna cita. Por ello la FAIB, poseedora de los derechos de todas las carreras federadas, decidió coger el toro por los cuernos y organizar la carrera, publicando el siguiente comunicado:
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